La depresión es el trastorno del estado anímico más habitual que podemos padecer. La OMS considera a este trastorno mental como una de las principales causas de absentismo laboral, calculando que en 2030 puede llegar a ser la primera. A día de hoy, el impacto de la depresión llega a afectar a más de 300 millones de personas en el mundo.
Igual que ocurre con otro tipo de patologías, la depresión puede tener diferente intensidad. Es probable que en algún momento de nuestras vidas nos hayamos sentido tristes, abatidos, o melancólicos; sin embargo, cuando estas etapas se alargan en el tiempo e interfieren con la vida cotidiana de las personas es cuando podemos hablar explícitamente de depresión.
El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, un día en el que se pretende generar visibilidad para un problema que a menudo es invisible para el mundo, y que cuyos síntomas son difícil de apreciar desde fuera.
Qué es la depresión y cómo podemos hacerle frente
Como decíamos, la depresión es un trastorno del estado anímico que se prolonga en el tiempo, llegando a afectar al día a día de la persona que lo padece. Esto puede poner en riesgo su trabajo, su vida social, e incluso su propia salud.
Es difícil reconocer los síntomas de la depresión al no manifestarse físicamente, pero existen algunos hechos que pueden ponernos en alerta:
- Estado anímico bajo o irritable
- Aumento o pérdida drástica de apetito
- Agotamiento
- Falta de sueño o dificultad para dormir
- Apatía, que lleva a la inactividad y abandono de actividades habituales
- Dificultad para concentrarse
- Sensación de abandono, tristeza, melancolía…
- Pensamientos suicidas
La depresión, aunque se da más en mujeres que hombres, puede afectar a cualquier persona de cualquier edad. En función de su intensidad y duración podemos encontrar varios tipos de depresión, desde leves hasta graves, pasando por episodios moderados.
Algunos factores desencadenantes están ligados a algunas patologías, como por ejemplo las enfermedades cardiovasculares, pero sobre todo la aparición de la depresión se debe a una mezcla de factores biológicos, sociales y psicológicos.
Situaciones de estrés prolongado, pérdidas personales, traumas psicológicos, y otras situaciones vitales que nos ponen al límite pueden hacer que desarrollemos un cuadro depresivo. A su vez, la aparición de la depresión puede generar más niveles de estrés, haciendo que entremos en una espiral de la que es difícil salir.
Tratamiento de la depresión
Aunque tratar la depresión no es fácil, existen varias formas de mejorarla que se han demostrado eficaces.
- Medicación: Los antidepresivos son una opción a tener en cuenta, siempre que el profesional médico considere oportuno que formen parte del tratamiento. Nunca, y es importante tener esto presente, debemos automedicarnos o interrumpir el tratamiento farmacológico.
- Psicoterapia: A menudo, en casos leves, puede que la psicoterapia sea suficiente para mejorar los síntomas. Los profesionales de la salud mental pueden ser de gran utilidad aunque el cuadro sea más severo, como complemento al tratamiento farmacológico.
- Prevención: Aunque no es un tratamiento en sí, la mejor forma de luchar contra la depresión y de evitar una recaída es la prevención. Para ello, es importante mantener la adherencia al tratamiento, e incluso visitar regularmente a un profesional de la salud mental si nos ayuda a sentirnos mejor. Los hábitos de vida saludables también son efectivos para prevenir la depresión: hacer ejercicio de forma regular, dormir bien, e incluso cuidar nuestra dieta.
Relación entre la depresión y el dolor crónico
En Vivir sin Dolor hemos hablado sobre cómo hacer frente al diagnóstico del dolor crónico en artículos anteriores. Es una situación complicada con la que hemos de aprender a convivir, y por eso los tratamientos del dolor crónico incluyen incluyen psicólogos y personal especializado en salud mental.
Cuando hablábamos de los desencadenantes de la depresión, hacíamos referencia a procesos traumáticos que suponen un cambio repentino en nuestras vidas, como puede ser el diagnóstico de una patología crónica. El mismo dolor, sumado a los síntomas de la depresión, puede alejarnos de nuestros seres queridos, dificultar nuestro desempeño en el trabajo, e incluso hacer que dejemos de realizar ciertas actividades que nos gustan, haciendo que la situación pueda empeorar.
El dolor crónico tiene un fuerte componente psicológico que está muy presente en la vida de las personas que lo padecen. Por eso, en Instituto Aliaga somos conscientes de que puede suponer una carga añadida al diagnóstico y al día a día de los pacientes y ofrecemos un enfoque multidisciplinar al tratamiento del dolor.
El tratamiento del dolor ha de incluir a especialistas que trabajen el aspecto psicológico del dolor, a la vez que se tratan los síntomas físicos. Si sufres dolor crónico, puedes conocer más sobre nuestros tratamientos visitando la web del Instituto Aliaga o concertando una cita llamándonos al +34 935 952 910.