El dolor crónico, igual que muchas otras patologías que perduran en el tiempo o que se cronifican, tiene un fuerte componente psicológico que no debe descuidarse.
Esto es debido a que el dolor afecta a la calidad de vida de las personas que lo padecen, llegando a extremos en los que existe riesgo de sufrir problemas de salud mental derivados de esta situación, como depresión o ansiedad.
Es vital abordar el tratamiento del dolor de forma multidisciplinar, y teniendo en cuenta cómo la vida de los pacientes puede verse afectada por él. Conocer el impacto del dolor y explorar cómo el paciente afronta su dolor, es indispensable. Por eso, en los últimos años, es cada vez más frecuente encontrar profesionales de la salud mental en los equipos encargados de tratar a las personas con dolor.
Cómo afecta el dolor crónico a nuestra salud mental
El dolor no solo nos afecta de forma física. Cuando nos incapacita o nos impide desarrollar ciertas actividades de nuestro día a día, también nos afecta a nivel psicológico. Esto sucede porque no hay duda de que el dolor es tanto físico como emocional.
Es por esta razón que el tratamiento del dolor crónico debe incluir a profesionales y especialistas en psicología, para no descuidar una parte de la dolencia que puede agravar nuestra situación.
Las personas que sufren dolor pueden experimentar una variedad de problemas psicológicos, hasta otras dificultades relacionadas con su estilo de vida o incluso su economía:
- Ansiedad, depresión o problemas emocionales están directamente relacionados con el dolor crónico. También con algunos trastornos del sueño que pueden afectar a nuestra salud mental como el insomnio.
- Nuestras relaciones personales, tanto con la familia como con la pareja y amigos, pueden verse afectadas. El dolor puede marcar nuestra vida personal e ir convirtiéndose en el centro de nuestras conversaciones y pensamientos.
- Tendemos a experimentar emociones negativas como la tristeza, la apatía, la ira o el pesimismo.
- Dejamos de lado actividades que nos gustan o que nos proporcionaban satisfacción debido a la sensación de dolor constante. El ocio o la actividad física, tan importante en nuestra vida para evadirnos, relajarnos o disfrutar, disminuyen.
- Mayor absentismo laboral o incluso incapacidad, que puede ocasionar la pérdida del empleo o la disminución de nuestro salario afectando a nuestra economía y calidad de vida.

Hay varios modelos teóricos bastante extendidos que nos muestran esta relación, como el modelo de Melzack y Casey (1986). Este modelo es uno de los más conocidos, y cataloga al dolor como una experiencia multidimensional, y a su vez lo divide en tres áreas relacionadas entre sí: sensorial/discriminativa, motivacional/afectiva y la cognitiva/evaluativa.
Estas teorías nos muestran como el dolor no es algo que se limite al plano físico, sino que existen otros elementos que intervienen y que también han de ser tratados a nivel psicológico.
A nivel físico, además de las diferentes terapias y tratamientos (desde farmacológicos hasta técnicas estimulativas), se busca minimizar el impacto y las limitaciones que impone el dolor, así como reducir la sensación de dolor. Sin embargo, en lo referente al plano psicológico, se enseña al paciente a conocer las reacciones e impulsos que aumentan esta sensación. Se entrena en estrategias de afrontamiento par reducir la intensidad del dolor, y lograr que el funcionamiento cotidiano se afecte lo menos posible, y a no convertir el dolor en el centro de su vida.
Queda claro que el tratamiento psicológico es una parte más del tratamiento en su conjunto, y la derivación no implica dudas sobre la realidad del dolor.
En Instituto Aliaga sabemos que el dolor crónico ha de tratarse mediante un abordaje multidisciplinar, incluyendo el componente psicológico de este. Es por eso que nuestro equipo incluye profesionales de la psicología clínica, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, mediante la terapia cognitivo conductual y tratamientos como la terapia de autocontrol con biofeedback.
Si tienes alguna duda, o necesitas ayuda profesional, puedes ponerte en contacto con nosotros o concertar una cita directamente llamando al +34 935 952 910.

Artículo redactado por la
Lda. Carolina Franceschi
Especialista en neuropsicología y psicología clínica en Instituto Aliaga