¿Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir eso de «la actitud y el humor no cura, pero ayuda»? Muchas personas que han sobrevivido a una enfermedad grave, o que lidian con patologías crónicas día a día, dan fe de ello.
Y es que nuestro estado de ánimo es otro de los aspectos que se ve afectado en estos casos, llegando a influir en nuestras actividades diarias, e incluso en la adherencia al tratamiento al ver que no hay una mejora sustancial en nuestra dolencia.
En el peor de los casos podemos incluso llegar a cuadros depresivos, lo que supone una dificultad añadida para la persona que sufre dolor. Por eso, la vertiente psicológica del tratamiento del dolor crónico es tan importante, jugando un papel fundamental.
Dentro de estos aspectos psicológicos, el humor o las terapias que lo utilizan como ayuda contra el dolor, son cada vez más frecuentes. Y es que ya lo decía Mark Twain: «la raza humana tiene un arma realmente efectiva, y es la risa».
¿El humor ayuda contra el dolor?
La medicina a través de varias disciplinas ha estudiado desde hace décadas el impacto de la risa y el humor en las personas, llegando a algunas conclusiones de lo más interesantes. La risa presenta beneficios muy variados:
- Efectos analgésicos derivados de la liberación de endorfinas (conocida comúnmente como la hormona de la felicidad).
- Efectos calmantes gracias a la liberación de serotonina.
- Mejora de la función inmunológica.
- Reducción del riesgo cardiovascular.
- Reducción en la percepción del dolor o aumento de su tolerancia.
A todo esto, que no es poco, hay que sumarle la lógica mejora en la calidad de vida del paciente y la reducción del estrés causado por su patología.
Otro dato curioso sobre lo que provoca la risa en nuestro organismo son, por ejemplo, la cantidad de músculos que trabajan en este proceso (alrededor de 400), sobre todo en la zona abdominal.
Algunos estudios que han obtenido resultados prometedores (aunque ponen de manifiesto que es necesario investigar más sobre el tema) han mostrado como el humor supone un alivio a nivel psicológico para las personas que sufren dolor, aunque su relación con la reducción de este no estaba tan clara.
Aun así, el simple hecho de mejorar la calidad de vida del paciente ya supone un valor añadido a tener en cuenta, tanto para prevenir problemas de salud mental como para hacer que la convivencia con el dolor, mientras dure, sea mucho más llevadera y afecte lo menos posible a su día a día.
El dolor crónico tiene un aspecto psicológico importante que no debemos descuidar, y en Instituto Aliaga somos muy conscientes de ello y por esta razón ofrecemos un enfoque multidisciplinar para su tratamiento. Si quieres más información puedes acceder a la web del Instituto Aliaga o concertar una cita con nosotros llamando al +34 935 952 910.

Artículo redactado por la
Lda. Carolina Franceschi
Especialista en neuropsicología y psicología clínica en Instituto Aliaga